viernes, 7 de octubre de 2011

18 días perdida en la Sierra Almijara de Málaga


«Lo último que esperábamos encontrar era una mujer viva»
La holandesa Mary-Anne Goossens ha pasado dieciocho días entre unas cascadas del nacimiento del río Chíllar, en Nerja, en una hondonada que se convirtió para ella en un callejón sin salida. Se fabricó un lecho de esparto y rellenó sus ropas con las matas que pudo arrancar del terreno para abrigarse del frío. El agua del río le permitió sobrevivir. Y la suerte quiso que unos senderistas se la encontraran el martes en su camino por la zona más alta del río, a doscientos metros de su nacimiento, un paraje de extraordinaria belleza, pero de muy difícil acceso.
Mary-Anne llegó a Málaga el 16 de junio para pasar unas vacaciones. Reservó una semana en el hotel Bajamar, en Nerja, pero solo pasó allí la primera noche. El resto estuvo durmiendo al raso, sin comer y solo bebiendo agua del río, a más de veinte kilómetros en línea recta, y a unas doce horas andando desde donde salió para hacer la ruta del río Chíllar.

Salió con la intención de llegar a Frigiliana. Debajo del viaducto, donde el río Chíllar se divide en dos, tomó el rumbo que creyó que la llevaría a esa localidad. Cuando comenzó a oscurecer pensó que le quedaba poco para Frigiliana. Pero no llegó. Durante su aventura por las montañas axárquicas incluso divisó el mar y pensó en bajar, pero se encontró con un sitio abrupto y se dio cuenta que estaba atrapada. Cada vez se sentía más débil, así que optó por tratar de sobrevivir bebiendo agua que encontraba cerca y procurando no romperse ningún hueso. Con un espejo y un silbato, de vez en cuando daba señales para intentar que alguien la encontrara. Los hijos contaron que durante los días que pasó en la montaña, su mayor temor era toparse con una serpiente.
«Llegar allí es un infierno», resumió uno de los miembros del operativo de rescate, capitaneado por los especialistas del Equipo de Rescate e Intervención en Montaña (EREIM) de la Guardia Civil. Ayer, tres agentes de esta unidad de élite la sacaron de la poza donde había quedado atrapada. Estaba desnutrida, mareada y con quemaduras en la piel provocadas por el sol. Pero consciente. Y viva.
«Nos dijo que quería conocer el río, pero llegó un momento en que quedó 'enriscada' (como se dice en el argot), lo que quiere decir que estaba atrapada entre dos cascadas, sin poder subir ni bajar», relató uno de los especialistas, quien destacó la fortaleza de esta mujer holandesa, de 48 años, 1,65 metros de estatura, pelo corto, y bibliotecaria de profesión en la ciudad neerlandesa de Stramproy. Durante esos dieciocho días que permaneció perdida en la sierra, gritó sin parar por si alguien la oía, y utilizó un silbato. A las ocho de la tarde del martes, tres senderistas malagueños oyeron su petición de auxilio y, horas más tarde, cuando tuvieron cobertura en sus móviles, avisaron a los servicios de emergencias.

«Una auténtica casualidad»
Los que conocen la zona donde fue rescatada esta turista holandesa aún no dan crédito a cómo ha sido capaz de sobrevivir tanto tiempo sin comida, solo bebiendo agua del río. «Ha sido una auténtica casualidad. Todas las batidas de rastreo se habían hecho siempre por debajo de la presa del río Chíllar, que es la zona más frecuentada, ya que a partir de ahí el río se estrecha mucho y es muy difícil seguir», explicó un voluntario de Protección Civil que colaboró en el operativo de rescate, en el que también participaron agentes de las policías locales de Frigiliana y Nerja, así como efectivos del Consorcio Provincial de Bomberos (CPB) y de los diferentes puestos de la Guardia Civil.
Los excursionistas que la encontraron con vida el martes le dieron un saco de dormir y una manta térmica, así como algo de comida. Dado que en la zona donde se encontraban, a unos doscientos metros del nacimiento del río Chíllar -lo que supone más de veinte kilómetros desde el núcleo urbano de Nerja-, no había cobertura para dar aviso desde el móvil, los tres jóvenes iniciaron el descenso hasta la zona conocida como Cortijo del Imán.
Desde allí realizaron varias llamadas de socorro, las primeras en la misma noche del martes, sin conseguir contactar con el 112, por lo que al oscurecer, dicidieron echarse a dormir. Así, la llamada definitiva se registró a las 7.30 horas de ayer, e inmediatamente después se puso en marcha el operativo de rescate. El helicóptero de la Guardia Civil hizo una primera parada técnica en la plaza de las Tres Culturas de Frigiliana, para desde ahí alcanzar la zona donde se encontraba Mary-Anne Goossens.

Rescate con cuerdas
Tras sobrevolar el río, localizaron a la turista junto a una de las pozas del nacimiento, atrapada entre dos cascadas. Los agentes buscaron el mejor camino para bajar a la hondonada. Iban cargados con la camilla y con todo el equipo, por lo que tardaron unos 25 minutos. Desde ahí, y con mucha dificultad, treparon hasta la posición en que se encontraba Mary-Anne.
Finalmente, la mujer fue rescatada con la ayuda de cuerdas hasta una zona elevada, donde el helicóptero la evacuó. Tras ser rescatada, contó a los agentes que se quedó bloqueada, que no era capaz de bajar ni de subir el río, y que prefirió esperar a que la localizaran, porque estaba muy cansada.
Rápidamente, fue trasladada hasta el hospital comarcal. El helicóptero aterrizó junto al parking del Centro Comercial El Ingenio, donde fue traslada a Urgencias. Allí comió, se le hicieron pruebas médicas y se certificó que, salvo algunas quemaduras y heridas leves, está en perfecto estado, y hoy podrá recibir el alta médica. Un auténtico milagro.
Por su parte, Antonio Díaz, portavoz de la familia, explicó a los periodistas que Mary Anne ha sobrevivido solo con agua, «algo muy extraño y muy duro», y que se tapaba con hierbas que se metía en la ropa durante las noches para protegerse del frío.



Los trucos de Mary-Anne.
No solía hacer senderismo, solo daba paseos por su pueblo en Holanda. Mary Anne ha mordido madera, ha comido algunas hierbas e incluso ha saciado su hambre pensando en cómo preparar algunas comidas. "Con eso tenía la sensación de que había comido". Incluso contempló la idea de ingerir hormigas, aunque no llegó a eso.

Mary Anne mojaba la camiseta durante el día para estar fresca, pero que siempre procuraba que estuviera seca para cuando llegara la noche. Entonces, se hacía una cama con ramitas, se colocaba hierbas debajo de la ropa para protegerse del frío y se metía debajo de una roca un poco inclinada para guarecerse del frío.

Durante los días que estuvo atrapada junto al río Chíllar para mantener ocupada su mente pensaba en la forma en que celebraría su 50 cumpleaños, en "cómo iba a ser la fiesta, la comida y a quién iba a invitar". "Ha estado mirando solo hacia el futuro", apuntó su hija


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